domingo, 23 de enero de 2011

Sombra de ti.


  La vida no es más que un mero accidente, una piedra inútil que nos entra en los zapatos. Parece que no regala, que solo da patadas y te mata de dolor, que no hay nada que pueda aliviarlo,  porque es algo nuestro, porque le pertenece a quien lo sufre, y ni nada ni nadie e capaz de apaciguarlo. Es algo tan propio, tan fuerte, tan punzante. Y ya no era la herida o el frío o el fallo de mis extremidades, ni siquiera me afectaba la falta de aire, porque estabas tan lejos, a tantos metros de distancia de mí, que no me importaba querdarme plantada allí mismo hasta que mi corazón se parara. El triste ensayo de todo lo que nos falta y nunca será nuestro. Hasta que cerré los ojos y te vi, te vi en todos los pasos que he dado,  todos los cigarros que he fumado, las canciones que he escuchado, te vi y solo eso me bastaba, porque me convertiste en una luchadora que peleaba con la única esperanza de que no te fueras del todo. Porque sin darme cuenta algún día desaparecerás , te esfumaras como el humo y no volveré a tenerte a mi lado. Y mientras tanto me lanzaré a tu cuello y mi corazón latirá por ti, y convertiré mis besos en tu despertador, y conseguiré que me mandes a callar todas las mañanas, que me agarres la cintura y me acerques a ti, que  tu aliento me mantenga viva, porque aunque no seas la persona que esperaba que me hiciera feliz eres la única que necesito.


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