Si
la vida se pudiese definir con otra palabra esa sería “batalla”, y es que los
seres humanos vivimos en una continua lucha; a menudo tenemos q enfrentarnos a
despedidas temporales, a esperas de mil años o a pérdidas más que dolorosas, pero
estamos hechos de una pasta especial, tan cambiante como el plástico y tan ruda
como el acero que nos ayuda a combatir las malas pasadas. Por eso es un error
no sentirnos afortunados, pensar que no somos demasiado buenos o que no valemos
nada. A veces, sonreír se convierte en
una tarea dura, casi obligatoria, a veces nos pasan cosas tan terribles que no
logramos entender ni vemos la manera de salir de ahí, a veces nos tropezamos
con tormentas que no somos capaces de apaciguar, pero cuando nos pasa eso solo
nos queda ser pacientes, soñar a lo grande y, sobretodo, ser agradecidos,
porque nuestra lucha no se basa en ir en contra del viento, sino en evitar que éste
pueda con nosotros.
Si piensas que todo el mundo esta contra ti, recuerda que los aviones se elevan contra el viento.
lunes, 30 de abril de 2012
domingo, 8 de abril de 2012
سيرجيو
“Nunca he sabido si es más duro no poseer jamás la gloria o haberla conocido por un momento y perderla después”. Cuando él se fue y el mundo dejo de ser un lugar seguro, maldije haberlo conocido, maldije sus brazos rodeándome sus ojos oscuros, sus labios suaves y sus tequieros que elevaban el mundo. Quise no haberlo conocido nunca para no conocer el dolor de la pérdida y no tener que echarlo de menos. Quise no haber vivido todo aquello para no desear salir de mi misma, buscar a alguien que cubriera todo ese dolor que me precipitaba hacia el lado insoportable de la vida. Si él no hubiera aparecido hubiese tenido una existencia apacible y aburrida, pero no tendría que apretar continuamente las manos contra el agujero de mi estómago, ese que cada vez es más profundo y más visible, el agujero de aquellos que siempre estarán incompletos.
Pero ahora, cuando el dolor se ha convertido en una segunda capa de mi piel y he aprendido a caminar con él a cuestas, puedo decir que me alegro de lo que viví. Ahora, por la noche, cuando me acuesto en la cama que tantas veces compartimos, cierro los ojos y busco su olor entre las sábanas, intento invocar su recuerdo para volver a sentir sus brazos rodeándome, sus ojos oscuros, sus labios suaves y sus tequieros que elevaban el mundo. Entonces es cuando me siento orgullosa de haber amado de una manera tan brutal, porque la vida es así; tomará su propio impulso, girará sobre si misma, pondrá en nuestro camino a personas a las que querremos más que a nosotros mismos para luego arrebatárnoslas, irá arriba y abajo, y nos empujara a su capricho, hacía el paraíso o el abismo y, mientras tanto, hay que lograr que la intemperie nos haga temblar lo menos posible.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)