sábado, 7 de mayo de 2011

Efecto mariposa

Cada siete años las células de nuestro cuerpo mueren para dar paso a unas nuevas, mudamos la piel. Físicamente somos los mismos, pero biologicamente hemos cambiado hasta el más insignificante poro.
Todas las pequeñas cosas de la vida están en continúo cambio; transformándose, fusionándose  metamorfoseándose, enriqueciéndose o empobreciéndose, y sobre todo, muriendo para dejar paso a otras nuevas. Lo extraño es que pretendamos no cambiar, que prefiramos una sola realidad inmóvil , que nos aferremos a viejos recuerdos en vez de generar otros nuevos,  que nos empeñemos en creer que, a pesar de las mil teorías científicas,  todo en la vida es permanente. El cambio es constante; nacemos incompletos, necesitamos crecer y cambiar, pero enfurecemos cuando alguien lo hace, le exigimos que vuelva a su antigua personalidad  porque necesitamos al ser que era antes. Nos duele enfrentarnos a que ese cambio se convierta en un pérdida y pensamos en cuantas amistades y relaciones se han roto porque uno ya no es lo que era.

No hay comentarios:

Publicar un comentario