martes, 21 de febrero de 2012

Perdona que lo diga pero estás en mí

Hoy hace 730 días que te dejé entrar en mi vida, y justo hoy, después de meses residiendo en mi cabeza día y noche,  ha llegado el momento de dejarte ir. Podría escribir mil libros que tratasen sobre lo mismo, sobre el mismo, podría volver atrás una y otra vez y recomponer pieza a pieza lo vivido, podría narrar cada detalle de tu voz y describir cada milímetro de tu piel. Que te conozco muy bien, que se que es lo que hay que decirte para que sonrías y donde tocarte para que te de cosquillas, que te sabes mi comida favorita y las películas que me gustan, que conozco tu olor, detecto cuando estas contento o enfadado, que me has observado mientras dormía y has sido el hombre de mi vida. Era tan adicta a ti que pensé que lo nuestro sería para siempre, me lo diste todo, me convertiste en la persona más feliz del planeta y  fuiste el centro de mi mundo, pero he asumido que ya no hay vuelta atrás, que la vida son etapas, que algún día aparecerá otro alguien y que ahora tengo que aprender a estar sin ti, aunque no me termine de acostumbrar a tu ausencia y  aunque nunca vayas a irte del todo.            

PD: Página 21, la que nunca se quebrará ni se pasará

martes, 14 de febrero de 2012

Siempre me encuentro contigo

Hemos aprendido que a cierto dolor sólo se sobrevive conformándose a él, adaptando a su garra cada una de las células de nuestro cuerpo. Que es inútil combatirlo, darle de lado, inútil olvidarlo. Que hay que llevarlo dentro y dejarle hacer su tarea, cavar su hoyo, morder su presa, abatir a su víctima. Hay que vivir en paz con el dolor  y acompasar nuestro paso al suyo.